jueves, 1 de noviembre de 2007

Sobre estas fechas




Bienvenidos a mi espacio sideral

Es divertido seguir el rito, pero entrar más allá no me llama la atención.
He leído algunos escritos sobre rituales de conexión con los difuntos.
Nunca me ha gustado entrar en esa temática, sin embargo desde diciembre están las cenizas de la mamuchiña en casa y no me produce ningún reparo.
Mi amiga las tiene y eso le sirve. Nada que objetar.
Le ha puesto una rosa al lado. Me parece correcto.
Pienso que la muerte es lo que tenemos en común.
Somos mortales.
A ella tiende nuestra finitud. Nuestra finalidad.
El respeto por ellos lo es por nosotros mismos.
Mi madre y mi padre todavía están en este plano de la realidad. Puedo hablar con ellos por teléfono para desearles las buenas noches.
Mantengo ese ritual con los vivos. El encuentro que puedo permitirme mientras sea factible.
Sin embargo, entiendo que ella la quiera a su lado.
Su muerte me produjo gran impacto. Sus cenizas están presentes y me merecen respeto.
La materia procede de un mismo origen. Se transforma. No se pierde. Mi propia materia está en proceso de asimilación (vida) y desasimilación (muerte).
El dolor. Ese es el peor de los infiernos.
La eutanasia, asignatura pendiente de una sociedad que debe mirar de frente.
Vi las llagas que precedieron al estado de coma. Vi sacar un cadaver como si de un saco de piedras se tratara. Mi grito fue el esperpento sentido. Ese fue el momento más amargo de mi vida. Antes una vida que se consumía por un Alzheimer y después mera carcasa.
El cadaver que estiré por evitar cosas peores. Los que vinieron por ella. La realidad superó a la ficción. Ninguna escena de terror pudo calarme tan hondo.
Los sueños y las presencias.
Otros y otras que la precedieron.
Mi viaje previsible en el futuro.
Nuestro destino.
El 'dasein'.

El Dasein es un «ser para la muerte» (Sein zum Tode).

Martin Heidegger




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