sábado, 13 de diciembre de 2008

silencio




Haces que me guste el silencio, porque así puedo recrearme pensándote.
Una lágrima abortada puja por tomar rumbo a ti, en busca de tu mirada.
Intento vano que no le será posible seguir.
Será mañana cuando aspire el aire, recordando tu garganta.
No eran para mí sus cartas, eran las tuyas que como hierro al fuego en mi se grababan.
Hiciste de mí un sueño del que quedé engarzada durante largo tiempo y del que ahora me columpio.
¿Miraremos por el mismo resquicio?
¿Estaremos en el mismo mojón del camino?
Habremos olvidado cómo hicimos para encontrarnos y ahora andamos vagando como almas en pena a la espera de un fin que, sin compañía, deseas sea presente y dé paso al olvido de lo que sientes.
Las palabras saltan como pulgas dejando señales y quemazón.
Estaremos atrapados para siempre.
¿Qué es siempre?
¿Será verdad la eternidad?
Si es así, allí te hallarás conmigo.
¿Lo resistirás o querrás escapar?
Si así fuera volvería a alejarme tras la niebla del olvido que hoy envuelve el alma que por ti se ha perdido.


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